El Cielo Como Reflejo:

La Ética Silenciosa de Tío Ovni

Por Juan Palma Somarriva


Llevo años transitando dos caminos que, aunque distintos, me exigen una misma cualidad: la capacidad de observar con rigor y con honestidad. Como docente en fotografía y video, enseño a construir imágenes; como investigador del fenómeno OVNI, dedico tiempo y energía a comprender lo que se manifiesta en los cielos. Son recorridos separados, pero cada uno moldea mi forma de pensar y de reconocer cuando algo —o alguien— trabaja con verdadera coherencia.

El mirador de tío Ovni.


Así llegué a Tío Ovni. Y lo que encontré fue más que un nombre conocido en redes. Encontré un observador comprometido, un comunicador respetuoso, y un referente silencioso que entiende que la imagen no sirve de nada si no está sostenida por la verdad.

Lo primero que llama la atención es su dominio técnico. No improvisa cuando apunta su lente al cielo. Sus equipos son de vanguardia: visión nocturna, ópticas para grabación astronómica, configuraciones específicas que permiten captar detalles que a otros se les escapan. Se nota en sus transmisiones y videos, donde la calidad visual no es casual, sino resultado de preparación y conocimiento. No busca adornar lo que registra; busca mostrarlo con claridad, sin distorsión, sin pretensión.

Agustín, ése es su nombre, en un privilegiado entorno.

Pero lo más valioso no se encuentra en los dispositivos que maneja, sino en la forma en que los usa. En este campo, donde no faltan quienes se afirman como expertos apenas aparecen frente a una cámara, Tío Ovni elige otra ruta. No se mareó con la popularidad. Nunca lo he visto asegurar que un video enviado por alguien sea evidencia definitiva. No alimenta creencias automáticas, no vende certezas prefabricadas. Al contrario, invita a investigar, a conversar, a cuestionar lo que se observa.

Ese gesto es profundamente humano. Y también profundamente ético. En sus transmisiones, uno siente que la comunidad no es audiencia: es parte del proceso. Personas que comparten dudas, observaciones, intuiciones, sabiendo que serán recibidas con respeto. Y eso no se construye por algoritmo. Se construye desde la consecuencia.

Equipado y listo para salir al aire.

Es curioso —y sintomático— que algunos lo infravaloren. Quizás porque no encaja en la narrativa ruidosa del "ufólogo de cámara". Pero quienes trabajamos en serio sabemos reconocer el valor cuando lo vemos. Y en él hay mucho: técnica avanzada, comunicación clara, espíritu humilde, y compromiso genuino con lo que hace. Eso, aunque no lo digan los titulares, tiene peso.

Personalmente, he utilizado algunos de sus registros como material de análisis (con permiso de por medio). No porque se trate de fenómenos espectaculares, sino porque muestran cómo se puede registrar sin imponer, cómo la imagen puede abrir preguntas en vez de cerrarlas, cómo se puede comunicar sin espectacularizar. Eso, en el lenguaje visual, tiene más valor que cualquier edición vistosa. O un eterno discurso cantinfleante que solo nos lleva a ningún lado

Un decidor mensaje de Tío Ovni.

Por eso le agradezco. No solo como investigador, sino como alguien que cree en el poder de la imagen y en la responsabilidad de compartirla. Gracias, Tío Ovni, por no mentir. Por mantenerte firme cuando es más fácil rendirse a la fama. Por estar cerca de tu comunidad sin necesidad de adornos. Y sobre todo, gracias por observar el cielo con los pies en la tierra.

Porque en este camino, mirar hacia arriba es también mirar hacia adentro. Y tú lo haces con una claridad que muchos aún no comprenden.

La busqueda es constante y eterna.


En un campo tan polémico como es la ufología —donde las ideas se cruzan, los juicios se adelantan y los egos a menudo desdibujan la búsqueda— tu presencia es una luz serena. No importa si alguien cree o no en los ovnis. Con tu trabajo no hay cuentos, no hay mentiras, no hay vacío valórico. Lo que entregas no necesita adornos, porque se sostiene desde la coherencia.

Nos invitas a tomar partido. Estimulas a pensar. A observar. A respetar. No eres de un bando ni del otro, eres de tu propio bando. Y en eso radica tu fuerza.

No todo lo que brilla es ovni.


Gracias por alejarte del sensacionalismo barato, ese que sólo sirve para auto validar y confundir. Gracias por proponer una ufología lúcida, ética y profundamente humana. Gracias, Tío Ovni, por recordarnos —cada noche que enciendes tus equipos— que la búsqueda real no necesita ruido, sino silencio, rigor y verdad.

Tío Ovni más que figurar, nos enseña, del cielo, del espacio, constelaciones, satélites y muy por sobre todo de humildad, esa que es tan esquiva como los ovnis.



Créditos:

Fotografías: Tío Ovni

Texto: Juan Palma Somarriva 

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